Las consecuencias de aplicar políticas económicas
neoliberales podemos encontrarlas en tres casos que nos sirven de ejemplo para
entender lo que está ocurriendo ahora:
El efecto Tequila (1994)
Salinas y su modelo populista, neoliberal pero derrochador,
sumen al país en una crisis que se prolonga durante 16 años. Por supuesto, la
culpa fue de su sucesor, y él no tuvo nada que ver en las prácticas bancarias
corruptas ni en el asesinato de candidatos del PRI. Desde entonces, mafiosos y
narcos dominan el país e imponen su ley. Por cierto, E.E.U.U. (Clinton) tuvo
que salir en ayuda de México para evitar un desastre que se hubiera extendido y
que les hubiera afectado a ellos muy directamente. El 15-M de aquella época se
llamó Chiapas.
Crisis asiática (1997)
Afectó a países como Tailandia, Malasia, Filipinas, Corea
del Sur, Indonesia y en menor medida a China e India. El origen, siempre el
mismo: creación de una burbuja que produce mucha prosperidad en muy poco tiempo,
mucha riqueza para unos pocos y muchísima pobreza para la inmensa mayoría, y el
efecto dominó de carácter financiero para el entorno. Después viene el FMI
pidiendo “ajustes estructurales” para recuperar la “confianza” y ya tenemos el
terreno perfectamente abonado para el inicio de la siguiente fase del
globalizado plan neoliberal.
A partir de 1998, en Argentina se van sucediendo una serie
de gobiernos de corte neoliberal que, teniendo como pretexto la disminución del
déficit provocado por ellos mismos, toman medidas severas de ajuste que ahogan
la economía, terminan de empobrecer a los pobres y revientan a la clase media,
todo ello acompañado de una enorme permisividad a los bancos y que desembocan
en el famoso “corralito” donde prohíben sacar dinero de los bancos para evitar
el colapso del sistema. El FMI impone nuevas medidas de ajuste para prestar su
ayuda y sube el paro. Todo esto termina cuando eligen de Presidente a Kirchner
y empieza a aplicar medidas no neoliberales.
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