viernes, 11 de mayo de 2012

...y llegó la soberbia

”La ignorancia frecuentemente proporciona más confianza que el conocimiento” (Charles Darwin)


En la mitología griega, la hibris es un término que se aplica a aquellos individuos que se consideran iguales o superiores a los dioses. La hibris alude a una exagerada confianza en sí mismo, a un desprecio violento hacia lo ajeno, a una insolencia y falta de moderación y mesura.
 
En la actualidad, la soberbia supone la sobrevaloración de uno mismo con respecto de otro por alcanzar y superar una elevada situación o status. El soberbio/a se valora a sí mismo en demasía y se cree digno de superar las capacidades de los demás, incluso las suyas propias, aunque ello derive en la arrogancia de aplastar el ego de los demás. Todo lo que posee un soberbio/a es superior. 

 Los soberbios/as no rinden obediencia o pleitesía con facilidad, son autoritarios al expresar mandatos, sienten envidia por los valores de otros, a los que, a menudo, critican sin piedad, presentan malhumor en la convivencia familiar, jamás se rebajan a pedir perdón, no aceptan nunca sus errores y carecen de dignidad. Asimismo, en las relaciones sociales son muy selectivos con su entorno y sus amigos (a los que no les importa traicionar o sustituir por otros), alcanzando un alto grado de competitividad, y en cuanto a las relaciones familiares, intentan someterlos a su voluntad y practican el chantaje emocional con frecuencia.

Soberbia, orgullo, vanidad, arrogancia, insolencia, altivez, prepotencia, vanagloria, filargiria (amor al dinero), filargía (amor al poder)... muchos sinónimos para un pecado capital tan extendido.

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