“Las personas con escaso conocimiento tienden sistemáticamente a pensar que saben mucho más de lo que saben y a considerarse más inteligentes que otras personas más preparadas” (Ortega y Gasset)
En la
mitología romana, Envidia era la diosa romana que personificaba los celos y la
venganza (Némesis en la mitología griega): se cuenta cómo Mercurio se siente
atraído por Herse y acude a su hermana Aglauro para que le facilite la
conquista. La diosa Minerva, que había jurado venganza sobre Aglauro tiempo
atrás, pide a Envidia que la ayude y empieza así Aglauro a sentir celos de
la suerte de su hermana, hasta acabar convertida por Mercurio en una roca negra.
En la
actualidad, la envidia no sólo responde al ansia de poseer lo que alguien tiene,
sino también al deseo de privar a otros de algo (es el pensamiento del envidioso
crónico). Dante la definía como “amor
por los propios bienes pervertido al deseo de privar a otros de los suyos”;
el castigo para los envidiosos en el Purgatorio era coserles los ojos por el
placer que habían obtenido al ver caer a otros.
El Dr.
Salischiker hablaba del envidioso/a como una persona obsesionada y agobiada por
cada uno de los triunfos de su “adversario”, lo que demuestra no sólo claros
signos de inferioridad, sino también la presencia de una persona
psiquiátricamente enferma.
Si para
Bertrand Russell, la envidia produce infelicidad y, además, alimenta el deseo
de producir el mal a otros, para Unamuno es el rasgo más característico del
carácter español (por eso, los que tienen que demostrar que se sienten muy
“españoles” sean quizás los más envidiosos), y así lo refleja en su novela Abel Sánchez, en que el verdadero
protagonista (que no da título a la obra) es despreciado por querer hacer el
bien, mientras el falso protagonista (que sí da título a la obra) es
recompensado por lo que no ha hecho.
Hay quien
afirma que la envidia es la madre del “resentimiento”, es decir, el sentimiento
que no busca que a uno le vaya mejor, sino que al otro le vaya peor. Además, el
envidioso/a cuenta MENTIRAS sobre la persona a la que envidia o las cosas que
tiene, pudiendo ocurrir incluso que el envidiado muera a manos del envidioso.
MALTRATADOR
PSICOLÓGICO
Capítulo
aparte merece, según Piñuel, la figura del envidioso/a descrita como sentimiento de inferioridad, por no
poseer cualidades que otro sí puede tener, desarrollando un terror psicológico
contra la víctima, haciéndola sentir inferior, camuflando, de esta manera, sus
propias carencias físicas, intelectuales o emocionales, aunque para ello tenga
que desarrollar un complejo de
superioridad, lo que incluye una opinión exageradamente positiva y poco
realista sobre el valor y las capacidades de uno mismo y una tendencia
claramente esnob a rechazar las opiniones de los demás. El complejo de
superioridad es una forma de evadir el temor al fracaso relacionado con la
incapacidad de enfrentarse al mundo real y a los problemas cotidianos.
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